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"Cámara de gas" de John Grisham

Título: Cámara de gas (The chamber).
Autor: John Grisham
Editorial: Planeta (Edición de cortesía otorgado por Merck).
Fecha de edición: Marzo de 1997
ISBN: 968-406-606-0
Páginas: 556 (y par de anuncios de Merck al final).

Sinopsis:
Adam Hall lleva apenas un año en uno de los bufetes más prestigiosos de Chicago cuando se presta voluntario para la defensa del caso más difícil que se haya visto en el ramo. Su futuro cliente no quiere ni a Adam ni a su bufete. Es un racista declarado e impenitente, con un historial repleto de violencia. Se encuentra en el corredor de la muerte por el asesinato de dos niños judíos, en un atentado horrible que tuvo lugar en 1967. ¿Por qué iba a querer a un abogado novato como Adam para que le defienda? ¿Y por qué querrá Adam tan desesperadamente llevar este caso? La respuesta está en el pasado, en un secreto que lleva veinte años enterrado en la sinrazón de otra época.

«Irresistible... Poderosa... Cámara de gas hará que los lectores reconsideren a conciencia la pena de muerte.» USA Today
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Opinión personal:
El siempre polémico tema de la pena de muerte. Cuántas cosas no se han escrito ya sobre este especifico tema, tantas que ha estas alturas resulta imposible recopilarlas. John Grisham se mete en este campo minado de la justicia norteamericana para traernos una novela que le muestra al lector el oscuro camino de los condenados a la pena capital, los años que pasan en el patíbulo, el horror de saber que su muerte tarde o temprano tendrá fecha y hora... ¿puede un asesino arrepentirse de sus actos en el umbral del fin de su vida?

El libro comienza narrando un atentado contra un abogado judío que tuvo lugar a finales de los 60's, en el Memphis, Tennessee de la segregación racial. El abogado no murió, pero sí sus dos hijos gemelos de 5 años. Sólo hubo una persona directamente relacionada con aquel ataque, un hombre blanco llamado Sam Cayhall cuya familia pertenecía al Ku Klux Klan desde varias generaciones atrás. Después de varios años, juicios y diversos testimonios Cayhall es declarado culpable y condenado a morir en la cámara de gas.

Como ocurre con la mayoría de los condenados a muerte a Sam (como comúnmente se le llama) no se le dicta inmediatamente una fecha para su ejecución sino años después de su crimen. Cansado de luchar y de perder Sam decide despedir a sus abogados y de repente se encuentra solo y viejo esperando su inminente muerte. Un mes antes de que llegue la fecha estipulada para su paso por la cámara de gas recibe la inesperada visita de un joven abogado llamado Adam Hall quien se presenta voluntariamente para defenderlo. Es en este punto donde en verdad empieza la trama de la novela. Serán cuatro semanas en la que abogado y cliente harán un recorrido tortuoso en el cual descubrían el pasado de ambos para comprender el camino que han decidido tomar.

"Contempló las sillas vacías a ambos lados de la verga y se preguntó cuántas personas desesperadas, en las últimas horas de su vida, se habrían reunido allí con sus abogados y esperado oír alguna palabra alentadora. ¿Cuántas anhelantes súplicas habrían cruzado aquella verja, cuando el reloj avanzaba inexorablemente? ¿Cuántos abogados se habrían sentado donde estaba él ahora para comunicarles a sus clientes que ya no quedaba nada por hacer y que la ejecución tendría lugar?" (Pag. 93).

Yo no soy la persona más apropiada del mundo para hablar de un tema tan delicado como este. Si por mí fuera Sadam Husein seguiría vivo, por ejemplo, al igual que la ratita que en este momento intenta no ingresar en la trampa que mis padres ha puesto en la cocina para después matarla con agua hirviendo. Soy una persona sumamente sensible en ese aspecto. No creo que nadie merezca morir cuando su muerte no es natural. Vamos, no creo que nadie merezca ser asesinado, para ser más especifica. Ni de manera legal o ilegal. Esta actitud podría deberse a diversos factores, en mi país la pena de muerte no está permitida, afortunadamente mi familia nunca a sido víctima de un crimen y no sé cómo guardarle tanto odio o rencor a una persona como para desearle la muerte. Esa es mi forma de ser y supongo que mi punto de vista es tan respetable como el resto.

Este libro, que no pretende tomar una posición definitiva en ese aspecto, nos muestra de forma neutral lo que algunos llaman "la justicia del ojo por ojo", aquella que, inclusive, está estipulada en la Biblia. En un país tan cristiano como Estados Unidos no es de sorprender que la pena capital sea ampliamente aceptada por la mayoría. Muchos piensan que es justa, les han educado para verla de esa manera, y aquel 5° mandamiento del supuesto Dios al que juran venerar les importa un reverendo comino.

Sam Cayhall no es es inocente, de hecho es un asesino (y no solamente de dos personas), además es una persona sumamente racista, antisemita, despreciable y mal humorado que a ultima hora se ve ayudado por un muchacho que aparece como si nada, al final de su vida. Grisham nos muestra una novela cargada de doloroso realismo. Aunque la narración comienza lenta, conforme pasan las hojas se ahonda más en los motivos que llevaron a Sam hacer lo que hizo y en todos los recursos legales a los que Adam se aferra para salvarle la vida al anciano mientras el estado de Tennessee (junto con todo y gobernador) anhela otra ejecución.

"— ¿Por qué colocaste esa bomba? ¿Por qué colocaste bombas en la casa de los Pinder, en la sinagoga y en la inmobiliaria? ¿Por qué cometías atentados contra inocentes? 
Sam se limitó a fumar, con la mirada en el suelo.
— ¿Por qué odias, Sam? ¿Por qué te resulta tan fácil odiar? ¿Por qué te enseñaron a odiar a los negros, a los judíos, a los católicos y a cualquiera que no fuera como tú? ¿Te lo has preguntado alguna vez? 
— No. Ni me propongo hacerlo. 
— De modo que es simplemente tu forma de ser. Tu carácter, tu personalidad, al igual que tu altura o el azul de tus ojos. Algo con lo que naciste y no puedes cambiar. Te lo trasmitieron en los genes tu padre y tu abuelo, fieles miembros del Klan, y te lo llevarás con orgullo a la tumba, ¿no es cierto? 
— Era un estilo de vida. El único que conocía." (Pag. 244).

El verdadero peso de la obra recae precisamente en el pasado de ambos protagonista y el vinculo que los une más allá del aspecto laboral. Los dos intentan escudriñar en sus antepasados y descubrir algún vestigio del error cometido. Sam Cayhall está solo y es el princiapl culpable de que su familia esté tan desunida y que sea prácticamente ignorado por ellos. Es inevitable pensar, conforme la novela avanza, lo que lleva a una persona arrebatarle la vida a otra. John Grisham nos muestra también la incertidumbre y el dolor del que espera la muerte. Te pide, entre renglones y de una sútil manera, que tomes el lugar, no de la víctima asesinada, sino del asesino. ¿Puede llegar a arrepentirse? ¿Cuántas persona a favor de la pena de muerte tendría el valor de presionar la palanca para matar al culpable? ¿Cuántos dudarían? ¿Qué pasará por la muerte del criminal horas antes de que llegue el día estipulado?

Inevitablemente esta novela recuerda bastante a la película norteamericana "Dead Man Walking" (1995) protagonizada por Sean Penn y Susan Sarandon que nos narra un hecho parecido y basado en hechos reales. El punto de vista del condenado y el doloroso camino que tiene que recorrer y cuya duración se vuelve insoportablemente agotador es, no sólo la fuente de inspiración para la película de Tim Robbins y el libro de Grisham, sino para infinidad de material que se puede encontrar en diversos campos de las artes.

"Cámara de gas" está recomendado para todo público adulto (y juvenil también), sea o no partidario de la pena de muerte. Incita al lector a reflexionar sobre este tema tan delicado y lo hace de una manera inteligente sin olvidarse del humanismo que impregna al protagonista, al abogado, al gobierno, las familias involucradas, el pasado, el presente y al lector, que al final, es quien tiene la última palabra.

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→ Existe una película basada en esta novela llamada "The Chamber" (1996), dirigida por James Foley y protagonizada por Chris O'Donnell (Adam Hall) y Gene Hackman (Sam Cayhall).

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