Título: Las ventajas de ser invisible.
Autor: Stephen Chbosky
Editorial: Alfaguara:
Fecha de edición: Febrero 2013
ISBN: 978-607-11-2163-9
Páginas: 263
Sinopsis:
Vivir al margen ofrece una perspectiva única.
Pero siempre llega el momento de entrar en escena y ver el mundo desde dentro. Charlie es un chico realmente especial: lee muchísimo, no sale con amigos ni con chicas y reflexiona sobre el mundo desde un punto de vista muy particular. Su ingenuidad, su incapacidad para relacionarse normalmente y su extrema sinceridad le crean más de un problema, especialmente ahora que su único amigo ha muerto. Conocer a Sam y Patrick, los chicos más populares y vitales del colegio, provocará un giro radical en su vida que lo sumergirá de pleno en la adolescencia.
No es una crítica del libro, lo siento, ni siquiera una opinión, pero para zanjar el tema sin irme por las ramas vale la pena decir que el libro es una ternura. Es bonito, tierno y juvenil. Tal y como deben ser esta clase de libros. Cumple su función y la cumple bien. Es entendible, bien redactado y todo lo demás. Pero pasemos de eso…
Tengo un problema con los libros juveniles, y si son libros epistolares juveniles mucho más. No es que me parezcan malos, porque no lo son, pero sí me parecen libros ligeros; aun cuando su grosor rebase las 500 páginas, importa poco porque al final me resultan un tanto redundantes. Probablemente sea el hecho de que nunca me llamaron la atención o también puede ser que la primera chispa de la juventud que se respira cuando eres un adolecente tampoco me llamó la atención (hablando de la vida real, por supuesto).
Me resulta difícil expresar una opinión neutra sobre las novelas juveniles porque no hay nada, absolutamente nada, que resulte un reflejo de mi propia vida. Incluso en este libro, donde el protagonista es un chico tímido que no tiene amigos. Podría ser mi biografía, pero no me veo reflejada en ella, ni pretendo hacerlo.
Mi falta de empatía hacia los personajes de las novelas de este tipo es una constante. Los libros me saben lineales y sus giros argumentales no me parecen bruscos ni emocionantes. Me resulta un mundo totalmente ajeno donde los protagonistas gozan de una ingenuidad tremenda y una cursilería desbordante que termina por empalagarme a las 3 ó 4 páginas. Esto no es algo que me pasó con Las ventajas de ser invisible pero sí con otras novelas del género. Quizá la excepción sea Harry Potter y probablemente sea por lo bien manejada que está la saga junto con la creíble evolución de los personas y, porque sin duda, el realismo fantástico juega un papel más relevante.
Esto no me sucede con los cuentos o novelas infantiles, en serio; pero quizá sea lo alejados que están de la vida real lo que me inspira tanto amor por ellos. Aun hoy puedo perderme entre las páginas de Peter Pan y sentir la tremenda tristeza que me provoca la traición de Wendy. Me pierdo en el País de Las Maravilla junto con Alicia, me voy al Sahara a buscar al Principito, etc. Son historias que guardo en mi corazón y no es la nostálgica la que los ha puesto ahí sino su profundidad narrativa, sus sentimientos manejados, lo que implica la trama de sus página.
Pronto cumpliré 25 años pero no creo que sea ahí donde radique el problema. Ya hace 15 años ahondé en el género juvenil (e incluso juvenil-adulto) y no me gustó. Veía más profundos los libros de Pablo Coelho que cualquier otro de este tipo, pero incluso eso cambió. Hoy tampoco puedo leer los libros de Coelho sin que me sepan a lo mismo. Absurdos, cortos y caros. Propios de un gurú mediático que te dice de forma bonita un consejo que te podría dar cualquier personas con dos neuronas en la cabeza.
Evidentemente habrá libros juveniles que en verdad sean buenos, que profundicen en sus personajes de una manera compleja e interesante; que no sean de fácil digestión, pero por desgracia no me he topado con ninguno de ellos. Puede ser que el hecho de no haber tenido, ni ayer ni hoy, una juventud normal lo que me impida apreciar estas historias. No me parecería raro que ese fuera el motivo, principalmente porque, al no tener amigos, busqué en los libros lo que no encontré en la gente: una válvula de escape de la realidad y las novelas juveniles a secas no ofrecían ese escape, sino que me mostraban esa realidad de la que quería escapar.
Las ventajas de ser invisible no es un libro fallido para el público al que está dirigido, pero falla para mí. Al ser una novela epistolar el lenguaje con el que me encontré fue el de un chico de primer año de escuela preparatoria (High School) con todos los límites que esto puede acarrear. Dentro de lo que cabe, es un lenguaje limitado, propio de alguien de esa edad ¿de qué otra forma podría ser? La narrativa corre a cargo de él. Él tienen que contar las experiencias vividas y hacerlas interesantes, pero para mí no funcionan porque me resultan repetitivas. Algo muy distinto de lo que pude apreciar en la película basada en esta misma novela, adaptada por el propio autor. La película es muy buena y entretenida y bastante recomendable. Quizá no me había pasado esa sensación desde que leí la novela distópica Hijos de Hombres (Children of Men) de P.D. James y vi la película que se hizo, donde también sentí que superó, por mucho, a la novela, al darle un giro totalmente distinto.
No es mi género, supongo y quizá deba de tomar como referencia esto si deseo comprar algo del mismo tipo en un futuro cercano; pero qué va, si eres joven, si estás iniciando en el mundo de la lectura, si necesitas un libro ligero y leerlo en un par de días Las ventajas de ser invisible es muy recomendado… y la película más. :)
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