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"La sombra de lo que fuimos" de Luis Sepúlveda

Título: La sombra de lo que fuimos
Autor: Luis Sepúlveda
Editorial: Espasa
Fecha: Junio del 2009
ISBN: 9789508522450
Páginas: 174
Premio: Primavera de Novela 2009
Libro | Ebook

Sinopsis:
En un viejo almacén de un barrio popular de Santiago de Chile tres sexagenarios esperan impacientes la llegada de un hombre. Cacho Salinas, Lolo Garmendia y Lucho Arencibia, tres antiguos militantes de izquierda, derrotados por el golpe de estado de Pinochet, condenados al exilio y al desarraigo, vuelven a reunirse treinta y cinco años después, convocados por Pedro Nolasco, un antiguo camarada al que esperan para ponerse a sus órdenes y ejecutar una temeraria acción revolucionaria. Pero cuando Nolasco se dirige a la cita en el almacén, muere de forma grotesca, golpeado por el destino ciego en forma de un tocadiscos lanzado desde una ventana en medio de una violenta discusión conyugal. El plan parece haberse ido al garete por la muerte del líder hasta que Garmendia se dirige a sus compañeros y, recordando la expresión favorita de su difunto compañero, les dice: “¿Qué, nos la jugamos?”. La sombra de lo que fuimos es un virtuoso ejercicio literario puesto al servicio de una emotiva historia crepuscular y una reivindicación de los perdedores. Una novela escrita con el corazón y con el estómago, que no puede dejar de conmover al lector, arrancar su sonrisa y hasta su carcajada y, a la postre, hacerle reflexionar.

Opinión personal:
“La sombra de lo que fuimos” es un libro tierno. Sí, es una ternura. No veo mejor forma de describirlo. Es una joya pequeñita (pero joya al fin y al cabo) que trata de unos abuelitos chilenos y perdedores. Parias, vencidos, comunistas; derrocados durante el Golpe de Estado de Pinochet aquel fatídico 11 de septiembre 1973. Condenados a un exilio en tierras extrañas donde supieron encontrar la belleza en otras calles, con otras gentes y otras lenguas. 

Pero no es ahí donde se sitúa este libro, es en la actualidad, en las calles de un cambiado Santiago de Chile, “lluvioso y triste” como lo recuerda uno de sus protagonistas. Él, junto con otro puñado más de abuelitos jodidos y encorvados, dañados por la edad y por los fracasos, intentarán emular a sus héroes de antaño, un grupo de anarquistas que en 1923 con armas en las manos, ideologías arraigadas como banderas y el rostro descubierto tuvieron la osadía de cometer el primer asalto a un banco en la historia de la capital. Fueron leyendas. 

"...los dos hombres se miraron fugazmente a los ojos y descubrieron las mismas sombras, las mismas ojeras, el mismo glaucoma histórico que les permitía ver realidades paralelas o leer la existencia contada en dos lineas narrativas condenadas a no coincidir: la de la realidad y la de los deseos. Los náufragos del mismo barco tiene un sexto sentido que les permite reconocerse, como los enanos."

Los sexagenarios de hoy se pondrían de acuerdo con otro hombre (tan bueno como mítico) para planear de mejor forma lo que harían y cómo lo harían y qué tan grande sería la virtud de su acto, sin embargo cuando éste tipo se dirigía al viejo almacén donde la reunión se llevaba a cabo muere por culpa de un tocadiscos que es lanzado desde la ventana por una mujer enfurecida durante una disputa conyugal. Una disputa de otros desterrados, esta vez algo jóvenes, otros que pensaron que hubo un tiempo en que su ideología quedaba muy grande para su patria… y lo sigue haciendo. 

Me ha fascinado la prosa de Luis Sepúlveda, ¿qué quieren que les diga? Es de esas lecturas que empiezas y no paras de leer hasta que llegas a la última página; no tanto por la trama sino por la narrativa. Es envolvente, es gentil, es nostálgica. De hecho si pudiera tomar una palabra para definir la novela sería esa: nostalgia; pura y dura, escrita desde la perspectiva de aquel que ya vivió aquellos oscuros años chilenos de dictadores, exiliados y desaparecidos. 

Es un libro que recomiendo por la ternura que despiertan los perdedores, ancianos que llevan la cabeza llena de recuerdos y dolores. Oscuros días pasados tan triste como verdaderos que se asoman por la rendija de los tiempos: 

“Soy la sombra de lo que fuimos y mientras haya luz existiremos”.

1 comentario:

Efraín Leiva dijo...

Comparto la emoción triste y viva por esta pequeña joya de Luis Sepúlveda, La Sombra de lo que Fuimos. Se lee de un tirón y evoca la gloria siempre presente en los sueños de juventud advirtiendo sobre la certeza que no debe abandonarse en los años del declive. Por eso es gigante el cierre de la lucha, el triunfo de la verdad más allá de nosotros y a pesar de la ruina. Es una obra hermosa y vivificante. Gran lectura.

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